viernes, 29 de mayo de 2020

EL CONSERVADOR-RESTAURADOR



La figura del conservador restaurador

La figura del conservador restaurador ha permanecido oculta a lo largo de la historia del arte. Sin embargo, gracias a estas personas podemos disfrutar hoy en día de numerosas manifestaciones culturales y artísticas que, sin su ayuda no hubiesen llegado en el estado que están a nuestros días.  Gran parte de su trabajo consistió en hacer transmitir a generaciones futuras su significado histórico, artístico y social. Actualmente asociado al mundo de las bellas artes, el cual forma parte de la formación del restaurador como profesional, también se encuentra introducido en el ámbito de la ciencia debiendo contar este con el conocimiento previo de los materiales que se utilizan en la labor.

En algunos casos, sigue siendo una profesión poco conocida. En algunos casos es conocida por ser una parte importante de los organismos de los Museos, ya que esta parte se encarga del mantenimiento y puesta en valor de las obras que contiene.
Los Restauradores pusieron su granito de arena junto con arqueólogos, tejedores, escultores y pintores entre otros, en la labor de hacer perdurar en el tiempo todas las manifestaciones artísticas y culturales. Gracias a esta gran labor a lo largo del tiempo, hoy en día conservamos un gran numero de obras que sin su ayuda no hubiesen llegado hasta nuestros días.

Con el trascurrir de la historia las obras de arte sufren deterioros, por lo tanto, estas obras eran intervenidas por los artistas de la época. Estas intervenciones en numerosos casos perjudicaban el estado de conservación ya que en muchos casos realizaban cambios irreversibles. En el caso de las pinturas fueron repintadas y transportadas inadecuadamente, cambiando su apariencia y su iconografía en algunas ocasiones. E incluso en algunas ocasiones las obras se remplazaban por otras nuevas exactamente idénticas.
Con la aparición de la Restauración como ciencia, aparecen también los nuevos tratados y criterios a seguir frente a las restauraciones, como lo serán La carta de restauro de Roma de 1972, la carta de restauro de 1987,… de esta manera se acordaron unos nuevos criterios que regularon el control de las intervenciones, lo que favoreció a mantener un orden en la disciplina.




El taller de Restauración
El taller del restaurador tiene sus inicios en el taller del artista, esta causa ha sido explicada anteriormente. En ellos encontramos las herramientas que utilizaban los artistas de la misma manera que utilizaban para crear sus obras. Los primeros talleres no solían tener una gran iluminación, en cambio ahora están muy bien acondicionados luminosamente. Con los años el restaurador se va despegando del mundo artístico para adentrarse en lo científico. Lo que anteriormente era volver a crear, hoy en día tenemos ante una obra dañada, un estudio y una investigación previa que nos acerque a realizar una intervención acertada y por supuesto reversible, que pueda ser retirada en cualquier momento.
                                  
El taller moderno de hoy en día, cuenta con numerosas herramientas las cuales en sus inicios eran impensables. La modernización de estas herramientas supone una innovación en las tareas de restauración que permiten cada vez tener más información y mejores resultados (como son la luz ultravioleta, los rayos infrarrojos, la radiografía,.. ) . También aparecen nuevos productos creados para una determinada función, con el fin de sustituir a los ya utilizados por los artistas. Estos nuevos productos se adaptan mejor a la hora de la restauración, cumplen la misma función que los anteriores y están mejorados. También la aparición de la utilización de disolventes para la restauración provoca que los nuevos talleres dispongan de acondicionadores de aires para mantener un ambiente adecuado al restaurador.


                        






Bibliografía:
Texto redactado con:  RUIZ DE LACANAL RUIZ MATEOS, María Dolores, 2018. Conservadores y restauradores: la historia de la conservación y restauración de bienes culturales. Sevilla: Editorial de la Universidad de Sevilla; Gijón: Trea.

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